En octubre se conmemora el Día Internacional de la Artritis Reumatoide, enfermedad inflamatoria sistémica, crónica, autoinmune, de etiología desconocida que, en Chile de acuerdo con las últimas cifras entregadas por el Minsal, tendrían entre 27 mil y 90 mil personas afectadas, cifra que se eleva a más de 19 millones en el mundo según la OMS.
El dolor y la inflamación articular dan lugar a una rápida pérdida del tejido muscular en torno a la articulación afectada, lo que contribuye a la pérdida de la función articular. En este contexto, el Dr. Iván González Abarzúa, reumatólogo de la Clínica Santa María, explica las dificultades en la evaluación de esta enfermedad, que puede llegar a tener alta mortalidad, como las cardiopatías coronarias o el cáncer, por lo que es relevante diagnosticar tempranamente para un mejor pronóstico.
“Los síntomas de la patología son dolor y aumento del volumen en las articulaciones de las manos, muñecas y rodillas. Asociado a rigidez matinal prolongada, que se asocia a dificultad para mover las articulaciones afectadas”, plantea González.
La enfermedad afecta de manera predominante a las mujeres y se ha reportado una relación de 3 y hasta 8 veces más frecuente en las mujeres que en los hombres. El facultativo precisa que “los pacientes tienen una predisposición genética, es decir, tienen familiares con artritis reumatoide u otra enfermedad reumatológica, lo que se asocia con mayor predisposición a desarrollar la enfermedad, y posteriormente existen factores gatillantes de la enfermedad entre los que se puede nombrar el tabaquismo”.
Según Mayo Clinic, la artritis reumatoide es una patología que ocurre cuando el sistema inmunitario ataca erróneamente los tejidos del cuerpo, afectando el revestimiento de las articulaciones y causando inflamación.
En esa línea, el Dr. González plantea que llegar temprano es crucial, pero reconoce que muchas veces la búsqueda de un diagnóstico tarda demasiado para el paciente. “Pueden pasar muchos años para obtener el diagnóstico. No es fácil hacerlo en etapas iniciales de la enfermedad porque cuesta encontrar la inflamación articular y muchas veces está la creencia que para hacer el diagnóstico de una artritis reumatoide necesitamos exámenes. Eso no es así, esto es netamente clínico y se tiene que encontrar la inflamación en las articulaciones pequeñas”, advierte.
“En la medida que se logra hacer un diagnóstico preciso y oportuno, ojalá antes del año o antes de los 6 meses de evolución, asociado a un buen tratamiento, el pronóstico de la enfermedad mejora sustancialmente. En la medida que se logre un control adecuado de la inflamación, los pacientes pueden hacer una vida normal”, complementa.
El Dr. Iván González destaca que en Chile los pacientes tienen cobertura GES, “lo que garantiza el acceso a los pacientes a las terapias básicas de la artritis, con lo que se logra controlar entre un 30-35% de los pacientes. En el caso los pacientes refractarios a los tratamientos habituales, tenemos además la posibilidad de tratarlos con fármacos de alto costo a través de la Ley de Ricardo Soto”, afirma.
En este sentido, el especialista advierte que los pacientes pueden pasar por varios medicamentos sin buenos resultados en un comienzo, por lo que la incorporación de más opciones terapéuticas puede ser de gran ayuda. “En la medida que pasan los años, la gente empieza a tener cierta refractariedad también a los tratamientos. Entonces, siempre es recomendable tener nuevas alternativas de tratamiento”. Una opción que podría ayudar en la búsqueda de más cobertura son los medicamentos biosimilares.
Al respecto, el especialista describe que “un biosimilar es un medicamento que es exactamente igual al original, pero a un menor costo. Esto genera que con la misma inversión económica se logre un adecuado tratamiento a un mayor número de pacientes, por lo tanto, la inserción de los fármacos biosimilares económicamente es muy eficiente desde el punto de vista del manejo de más pacientes”.
Otro desafío relevante es la necesidad de visibilizar esta enfermedad en la sociedad, debido a que estudios han demostrado que la artritis reumatoide puede acortar la esperanza de vida en un promedio de unos diez años, según la Sociedad Nacional de Artritis Reumatoide de Reino Unido.
En ese contexto, para el especialista “el ideal es iniciar antes los tratamientos biológicos, en pacientes refractarios, con la actividad de la enfermedad moderada y no alta. Hay que tomar la artritis súper en serio, no es solamente una enfermedad que afecte las articulaciones, afecta a todo el cuerpo. Los pacientes con artritis reumatoide no tratada tienen una mortalidad elevada, igual que los pacientes con cáncer o con problemas del corazón”, concluye.
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