Los chilenismos, más que expresiones coloquiales, son un reflejo vivo de la identidad nacional que cobra fuerza durante las Fiestas Patrias. Desde las fondas hasta los asados, estas palabras conectan a los chilenos con su historia y su cultura. Especialistas como Guillermina Guzmán Leal y Rodrigo Durán Guzmán destacan el rol esencial del lenguaje en la celebración de la chilenidad.
Cada septiembre, cuando Chile se viste de rojo, blanco y azul para celebrar las Fiestas Patrias, el país se llena de orgullo por sus tradiciones, costumbres y, por supuesto, su singular forma de hablar. Los chilenismos, esas expresiones tan propias y características del habla chilena, cobran vida en cada esquina, desde las fondas hasta los asados familiares. ¿Qué tiene este lenguaje que se siente tan profundamente arraigado en la identidad cultural de los chilenos?
Guillermina Guzmán Leal, académica especialista en castellano y magíster en lingüística hispánica, nos ayuda a comprender este fenómeno. “Las Fiestas Patrias son el momento en que la identidad chilena se expresa con mayor fuerza, y el lenguaje juega un papel crucial en esto. Durante estas fechas, palabras como ‘cachai’, ‘pololear’ y ‘fome’ están en cada conversación, reflejando no solo el idioma, sino también la forma en que los chilenos ven el mundo y se conectan entre sí”, comenta Guzmán Leal, destacando cómo los chilenismos son un componente esencial de la celebración.
Entre las expresiones más omnipresentes durante las celebraciones, destaca “la wea”, una palabra multifacética que puede ser escuchada tanto en una competencia de cueca como en una conversación relajada con amigos. Según Guzmán Leal, “la wea” se ha convertido en un comodín lingüístico que simboliza la capacidad de los chilenos para simplificar la comunicación sin perder riqueza expresiva. “Es una palabra que puede tener muchos significados, dependiendo del contexto. Durante las Fiestas Patrias, puede ser un comentario sobre una situación divertida, un error en un juego de rayuela o simplemente una expresión de frustración por el clima. La flexibilidad de la palabra es parte de lo que la hace tan popular”, explica con una sonrisa.
Rodrigo Durán Guzmán, académico y máster en comunicaciones, añade que las Fiestas Patrias también son un escenario ideal para que el lenguaje chileno se revitalice y refuerce la identidad cultural. “El 18 de septiembre no es solo una celebración de independencia, es también una celebración de lo que significa ser chileno. Y el lenguaje es, sin duda, una de las herramientas más poderosas para transmitir esa identidad. Los chilenismos, especialmente en estas fechas, son una forma en que las personas se conectan con su historia y con sus raíces, desde el típico ‘¡salud, compadre!’ hasta la risa cómplice que sigue a un ‘¿cachai?’”, afirma Durán Guzmán.
Durante estas festividades, el lenguaje coloquial se entrelaza con las tradiciones, creando un ambiente donde hablar como chileno no es solo natural, sino casi un acto de orgullo. “Cada fonda, cada cueca, cada asado es una oportunidad para que los chilenos celebren no solo con comida y baile, sino también con su manera de expresarse. Las palabras que usamos nos conectan con nuestra historia y nos permiten transmitir nuestras emociones de una forma muy nuestra”, sostiene Guzmán Leal.
Los chilenismos, tal como explica Durán Guzmán, no son solo un conjunto de palabras, sino una ventana a la cultura chilena. “En el uso de ‘huevón’ o ‘po’ no solo hay una expresión lingüística, hay una conexión emocional. Estas palabras crean comunidad y refuerzan lazos. Durante las Fiestas Patrias, se convierten en parte de la alegría compartida, la nostalgia y el sentido de pertenencia”, añade.
En definitiva, durante las Fiestas Patrias, el español chileno brilla en todo su esplendor. Palabras como ‘la wea’ o ‘cachai’ no solo forman parte de las conversaciones cotidianas, sino que son un símbolo del orgullo de ser chileno. Para Guillermina Guzmán Leal y Rodrigo Durán Guzmán, preservar y celebrar estos chilenismos es esencial para mantener viva una identidad que, año tras año, se refuerza en cada fonda, cada brindis y cada palabra compartida.