Desde 2016, cada primer miércoles de mayo, se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental Materna, para concienciar sobre su importancia y la relevancia de tratamientos oportunos en el embarazo, en el parto y postparto.
Distintas investigaciones nacionales reportadas en la Guía Perinatal 2015 del Ministerio de Salud (MINSAL) apuntan a altas cifras de ansiedad entre gestantes, alcanzando hasta el 44,3% de las mujeres encuestadas. Pero las consecuencias son aún más amplias.
Un estudio liderado por el Centro de Investigación e Innovación Biomédica (CiiB) y por el Centro Basal IMPACT, ambos de la Universidad de los Andes, vincula el estrés perinatal con un mayor riesgo de partos prematuros. La investigación realizó una evaluación a 400 mujeres con 36 semanas de embarazo a través de una encuesta que midió el nivel de estrés. “Lo que detectamos en este estudio es que, de la totalidad de encuestadas, el 21% de ellas presentaba niveles de estrés. De ese porcentaje, el 8,3% tuvo partos prematuros. Este indicador dentro de las embarazadas que no presentaban estrés fue solo de 1,9%. Esto es concluyente con la evidencia científica internacional que apunta al estrés como un factor que puede incrementar el riesgo de parto prematuro. En el caso de nuestro estudio, los resultados arrojaron una significancia en que el parto se adelanta cinco días en una mujer que presenta estrés materno”, explica Patricia Valdebenito, matrona gestora de estudios clínicos del centro IMPACT.
La relevancia de estos resultados se debe a la serie de cambios fisiológicos y hormonales que el estrés perinatal puede ocasionar. Estos cambios son: aumento de los niveles de cortisol, disminución del flujo sanguíneo al útero y la placenta, aumento de los niveles de citoquinas. Todos ellos, factores que pueden precipitar el parto.
“Esta patología es la principal causa de morbilidad perinatal en Chile, esto significa que aquellos bebés que nacen prematuros tienen un mayor riesgo de desarrollar problemas a corto, mediano y largo plazo, lo que se traduce en un problema significativo de salud pública con importantes consecuencias tanto para la salud de los recién nacidos como para los sistemas de salud”, señala la experta.
Para una segunda etapa, la investigación abordará el efecto del estrés en el embarazo en el neurodesarrollo de niñas y niños del país, con el fin de comprender en una dimensión más amplia el impacto de la salud mental perinatal en el corto y largo plazo.