Solo un 9% de los encuestados refiere que nunca o casi nunca se siente triste.
A esto se suma que un 57% afirma que está estresado siempre, casi siempre o buena parte del tiempo.
Además, el 47% manifiesta que nunca o pocas veces tiene la sensación de disfrutar de la vida.
El 43% de los chilenos se siente triste la mayor parte del tiempo, según los datos que entrega el Estudio sobre “Bienestar Emocional de los Chilenos Post Pandemia” realizado por la Escuela de Psicología de la Universidad de los Andes.
Este analizó durante agosto de 2023 a una muestra de 1.210 hombres y mujeres de más de 18 años, desde Arica a Punta Arenas y de los cinco Grupos Socio Económicos (GSE) y mostró, entre otros datos, que solo un 9% de los encuestados no se había sentido así en los últimos días (nunca o casi nunca). Este alto nivel de tristeza se reportó de forma similar en las distintas zonas geográficas del país y entre los diferentes tramos de edad y género de los encuestados. No obstante, se encontraron brechas significativas relacionadas con el nivel socioeconómico.
En cuanto a estas brechas, por ejemplo, el estudio reporta que solo un 27% del GSE ABC1 se ha sentido triste siempre, casi siempre o la mayor parte del tiempo, versus un 52% del GSE D y un 50% del GSE E (que representan los grupos de menor poder adquisitivo entre los encuestados). Fabián Barrera, académico de la Escuela de Psicología de la Universidad de los Andes señala que “estas son cifras preocupantes si se compara con datos nacionales y de países similares recogidos antes o durante la pandemia, donde raramente se supera el 25%. Además, muestran que lamentablemente en Chile hoy la tristeza es incluso mayor en los sectores más vulnerables de la población. Gran parte de este porcentaje se relaciona con los eventos estresantes que hemos experimentado como sociedad desde el estallido social y la pandemia. Pero también es importante pensar que una buena parte de la población parece contar con insuficientes estrategias de afrontamiento de este tipo de emociones, por ejemplo, con pocas oportunidades para llevar estilos de vida saludable, o para conseguir apoyo social o profesional cuando experimenta tristeza en este grado”.
Por otra parte, el estudio realizado por la UANDES también arrojó datos sobre el estrés de los chilenos. El 57% afirma que siempre, casi siempre o buena parte del tiempo está estresado y que solo un 35% se ha sentido así pocas veces. Tales niveles de estrés se observan en similar medida entre hombres y mujeres, en los distintos tramos de edad y zonas geográficas del país, pero destacando nuevamente brechas por nivel socioeconómico. Por ejemplo, el estudio muestra que solo un 46% del GSE ABC1 se sintió estresado siempre, casi siempre o la mayor parte del tiempo durante la semana previa a la encuesta, versus un 62% del GSE D y un 61% del GSE E.
“En el caso del estrés vemos porcentajes que son bastante mayores a los de otros países y que no han disminuido verdaderamente desde la pandemia. Esta constante de altos niveles de estrés entre nuestros adultos puede ciertamente estar vinculado a los altos grados de tristeza. De hecho, las diferencias por nivel socioeconómico muestran que éste es un factor común a ambos indicadores. Lo lamentable es que nuevamente vemos que el estrés está también significativamente más presente entre los grupos con menores recursos socioeconómicos”, comenta el psicólogo UANDES.
El estudio también investigó sobre si los adultos chilenos tienen la sensación de disfrutar de la vida. Al respecto, un 47% manifiesta que nunca, casi nunca o pocas veces experimenta esta sensación, versus un 14% que tiene esta sensación siempre o casi siempre. Como en el caso de los indicadores de estrés y tristeza, también se detectan brechas vinculadas al nivel socioeconómico de los encuestados. Por ejemplo, más de la mitad del GSE D (52%) y E (55%) declara que nunca, casi nunca o pocas veces tiene la sensación de disfrutar de la vida, mientras que esta proporción desciende a menos de un tercio en el GSE ABC1 (32%).
“Tener prácticamente a la mitad de la población adulta de nuestro país diciendo que es incapaz de sentir que disfruta plenamente de su vida lo que es sumamente desalentador como sociedad. Estamos hablando de un síntoma clave de los trastornos de depresión y son porcentajes de los que solo tenemos registro durante las etapas de confinamiento de la pandemia. Se supone que este 2023 era el año en que íbamos a volver a la normalidad en todos estos aspectos, pero al observar tales niveles de tristeza, estrés y poca capacidad para disfrutar de la vida, creemos que habrá que redoblar con urgencia los esfuerzos de prevención de nuestros problemas de salud mental”, concluye el académico de la Universidad de los Andes.