El último mes del año siempre es complejo de transitar; para algunos finalizan los estudios, otros deben entregar informes anuales, se realizan las compras para la celebración del nuevo año, y otros preparan las vacaciones. El estrés pasa a ser un acompañante permanente en estos días y muchos tratan de buscar ayudas rápidas para terminar el año de buena manera y no fracasar en el intento.
Por estos días es habitual escuchar historias de personas que comenzaron a consumir vitaminas o algún complejo para estar más relajado o mantenerse activo porque algún amigo o familiar se las recomendó. “A pesar de que no existe evidencia contundente respecto a si las vitaminas contribuyen a disminuir el estrés, una alimentación sana y balanceada siempre será un factor que ayudará a prevenirlo. Hay elementos que contienen los alimentos como vitaminas, minerales, antioxidantes y fibras que favorecen procesos antiinflamatorios, que protegen el organismo, o que ayudarán a producir serotonina, la cual favorece la sensación de bienestar”, señala Magdalena Galarce, médica de servicios clínicos y farmacéuticos de Farmacias Ahumada.
De acuerdo con la especialista, una buena alimentación sería clave en estas instancias, más allá del consumo específico de algún suplemento. Desafortunadamente, en nuestro país existe un consumo insuficiente de frutas y verduras, según un reciente estudio liderado por la Universidad San Sebastián, donde sólo el 44,3% de las personas alcanzaría la recomendación mínima de cinco porciones de éstas al día, indicadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Cuando no es posible llevar una dieta balanceada o existe algún déficit constatado, hay ciertas vitaminas que pueden ser una ayuda, aunque su consumo dependerá del género, la edad y los hábitos de una persona”, indica la profesional.
Por ejemplo, una de las vitaminas que destaca en estos casos son las que componen el complejo vitamínico B. De acuerdo con la Clínica Mayo, la vitamina B-12 y otras que componen este grupo desempeñan un papel importante en la producción de sustancias químicas del cerebro que afectan el estado de ánimo y otras funciones cerebrales, pudiendo estar relacionadas con la depresión en caso de déficit.
Asimismo, un estudio publicado en Human Psychopharmacology sugiere que tomar dichos suplementos disminuiría el enojo y la fatiga. Si no son consumidas en forma de suplementos, estas vitaminas podemos encontrarlas en alimentos tales como los huevos, la carne, los granos, las legumbres, lácteos y verduras de hojas verdes, que además serían esenciales para la salud del corazón y el cerebro.
Los antioxidantes también cumplen un rol importante en el manejo y control de los radicales libres, los que -en exceso- producen estrés oxidativo. Éste es causante de daños al organismo y cuando es intenso y sostenido en el tiempo, se asocia al desarrollo de enfermedades. En este grupo de antioxidantes encontramos la vitamina A, C y E, y algunos de los alimentos que las contienen como los huevos, la leche de origen animal, zanahorias, damascos, brócoli, espinacas, frutos cítricos, espárragos y papas, entre otros.
Por su parte, el triptófano es un aminoácido esencial para el organismo que “favorece la producción de melatonina, serotonina y vitamina B3, lo que ayuda a mejorar el estado de ánimo y la calidad del sueño”, indica la profesional, además de otros minerales como el magnesio y el calcio, que aumentarían el rendimiento físico, o ácidos grasos como el omega 3.
Cuidado con la automedicación
Lamentablemente, a comienzos de este año el Ministerio de Salud evidenció que, por primera vez, los fármacos para tratar enfermedades y trastornos mentales son los de segundo mayor consumo en el país, teniendo un alza del 89% en dos años. En este sentido, “la automedicación con este tipo de medicamentos, sobre todo en una de las épocas de mayor estrés y que se ve potenciada por la venta ilegal en ferias o el mercado informal, es peligrosa tanto por sus efectos inmediatos como por los que se generan si una persona consume otro tipo de fármacos”, subraya la especialista.
Por esto, la ingesta de cualquier sustancia –desde medicamentos, pasando por vitaminas y hasta “hierbas medicinales”- debe ser indicada y supervisada por un profesional ya que las intoxicaciones por medicamentos, efectos adversos o interacciones de éstos pueden llevar a una persona a sufrir diversos síntomas como mareos o problemas de concentración, hasta ocasionar eventuales complicaciones como fallas renales, hepáticas o cardiacas que resultarían ser fatales en los casos más graves.
En estos casos y, sobre todo en esta época del año cuando sienta que los niveles de energía disminuyen y hay mayor agobio por factores externos, acudir a un médico por ayuda es fundamental. “No sólo una alimentación balanceada -o la ayuda de suplementos vitamínicos cuando corresponda- contribuirá a mejorar el estado de ánimo y manejar elementos estresores, sino que también la realización de actividad física constante y tener buenos hábitos de sueño. Esta es la combinación más recomendable a la hora de combatir el cansancio y estrés de fin de año”, concluye la doctora Galarce.
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