Las mujeres chilenas son las más afectadas, con un 25,1%, mientras que el suicidio es la principal causa de muerte entre los jóvenes nacionales de 20 a 24 años.
Según la Organización Mundial de la Salud, alrededor de 1.000 millones de personas en el planeta sufren algún trastorno mental. Esto se vio acentuado durante los últimos dos años de pandemia, ya que la ansiedad y la depresión incrementaron su incidencia en un 25%.
El covid-19 ha dado una tregua y esto se ha visto reflejado en Chile, donde la proporción que indica padecer o sospechar un problema de este tipo ha ido disminuyendo respecto a las tasas reportadas en los tiempos pandémicos. Sin embargo, sigue siendo alta, con un 17,5%.
Dentro de este grupo, las mujeres son las más afectadas, con cifras similares a las mundiales, alcanzando un 25,1% en la versión reciente del “Termómetro de la Salud Mental en Chile ACHS-UC 2023”. Un 20,2% de la población femenina menciona exhibir síntomas moderados o severos de depresión y un 30%, de ansiedad.
El suicido también ha aumentado considerablemente luego de la explosión del coronavirus, llegando a 10,3 casos por cada 100 mil habitantes en el 2022, posicionando a nuestro país en el sexto lugar de América Latina y el Caribe. Los datos del Departamento de Estadística e Información en Salud revelan que es la principal causa de muerte entre los jóvenes chilenos de 20 a 24.
El ámbito laboral no es ajeno a este panorama, por lo que ha tomado medidas. De acuerdo a la última edición de la encuesta “Wellbeing Diagnostic” de WTW, un 59% de las empresas nacionales ya utiliza campañas para abordar el estigma en torno a los problemas mentales y otro 25% planea implementarlas en los próximos dos años.
A continuación, WTW presenta nueve acciones que las compañías pueden llevar a cabo para fomentar un ambiente de trabajo saludable y libre de estigmatización:
1) Una cultura favorable a la salud mental: Las empresas pueden favorecer una cultura de seguridad psicológica en la que los empleados se sientan seguros de mostrarse a sí mismos sin temor a las consecuencias y sin vergüenza. Las organizaciones con mayor seguridad psicológica cuidan el bienestar mental de sus empleados y obtienen mejores resultados y mayores tasas de compromiso y retención del talento. En la creación de esta cultura, los líderes de la organización juegan un papel clave: deben disponer de las herramientas y recursos para manejar su propia salud mental y poder ayudar a los demás empleados.
2) Escuchar a los empleados: Para conocer la realidad del entorno laboral, la mejor opción es siempre preguntar a los empleados. La empresa puede analizar el impacto del estigma de la salud mental mediante encuestas a los empleados, revisiones y evaluaciones externos y grupos de análisis confidenciales. Con esta información en la mano, se puede crear un enfoque verdaderamente estratégico que aborde los problemas de salud mental dentro de la organización.
3) Formación y capacitación: Los líderes y managers de la organización deben estar capacitados para reconocer las señales que indiquen problemas emocionales y deben disponer de las herramientas para apoyar a los empleados con dificultades. Para ello, la empresa puede ampliar los planes de capacitación e incluir en ellos información general sobre salud mental, empatía y comunicación, así como estrategias de respuesta a crisis de salud mental.
4) Educación frente a los prejuicios: Todos los empleados de la organización deben estar informados sobre los problemas relacionados con la salud mental, incluyendo el sesgo inconsciente y la tendencia a estigmatizar a quien sufre trastornos psicológicos. Los programas de capacitación pueden servir para derribar los mitos asociados con la salud mental y construir un diálogo informado para desestigmatizarla.
5) Involucrar a los líderes: Los líderes de la organización pueden llegar a sermodelos muy influyentes a la hora de impulsar comportamientos saludables y positivos en la empresa. Entre otras cosas, la organización puede proporcionar recursos a sus líderes y establecer metas específicas para que se tenga en cuenta la salud mental en el trabajo diario.
6) Vincular el bienestar mental a la cultura de la organización: Muchas de las políticas de beneficios de la organización, desde el trabajo flexible hasta el apoyo a las familias o la seguridad laboral, pueden ser vinculadas al cuidado de la salud mental. Esta conexión puede elevarse a todos los niveles de la cultura de la organización, comprometiendo a la empresa con programas locales o estatales de salud mental, asociándose con organizaciones sin ánimo de lucro o participando en eventos que aborden la problemática de los trastornos mentales.
7) Utilizar comunicaciones y lenguaje inclusivo: Cada vez está más claro que la forma en que se dicen las cosas es importante. Las palabras importan. Algunas investigaciones han demostrado que usar un lenguaje positivo que ponga en primer lugar a las personas ayuda a reducir el estigma asociado a la salud mental. Apostar por una comunicación inclusiva dentro de la empresa refuerza la seguridad psicológica del entorno laboral.
8) La importancia de la empatía y el apoyo: Un lugar de trabajo que tenga en cuenta las necesidades de sus empleados y muestre empatía hacia las situaciones individuales de cada uno ayuda a reducir el estrés, reduce las tasas de abandono y aumenta el compromiso de los empleados. Además, los líderes y managers que muestran empatía y compasión ayudan a las empresas a lograr cambios positivos y generan más confianza y mayor productividad.
9) Evaluar el diseño del lugar de trabajo: El lugar físico de trabajo no ha tenido en cuenta, tradicionalmente, la salud mental de los empleados. Hasta hace poco, no era habitual que los espacios de trabajo tuviesen zonas tranquilas o áreas libres de distracciones ni lugares que ofreciesen privacidad para quien la necesitase. Los nuevos modelos de trabajo híbrido o semipresencial han disminuido la densidad en las oficinas, lo que brinda a las empresas la oportunidad de apostar por lugares de trabajo más tranquilos y que mejoren el bienestar emocional de los empleados.