La mirada de un experto internacional sobre océanos y macroalgas que llegará en octubre a un encuentro en Chile y la experiencia de una comunicadora social caucana promotora de la alimentación consciente, la agrodiversidad y los saberes campesinos, descubre las algas de los mares de la Patagonia.
El mundo de las algas marinas como fuente de alimentos
Poco se conoce de las algas como fuente de alimento. A veces circula en canales de televisión preparados gastronómicos en estilo gourmet, muchas veces restringida a ciertas elites. Otras, se conoce a través de la masificación en el país de la comida asiática, donde existe una amplia cultura en el consumo de algas. Sin embargo, en Chile, a pesar de tener una larga faja de costa y de poseer uno de los bosques marinos más importantes del planeta, aún no existe una cultura que valore y proteja su existencia ni que reconozca las potencialidades alimenticias de las algas.
Chile será sede del Primer Congreso y Feria Internacional de Innovación y Tecnologías en Agroalimentos, CFIAgrotech 2023, que se realizará en Santiago durante los días 24 y 26 de octubre, donde se reunirán diversos expertos nacionales e internacionales. Allí, acudirá como conferencista, Vincent Doumeziel, quien es asesor Senior de Océanos y Alimentación para el Pacto Global de las Naciones Unidas (UNGC), promotor para la búsqueda de soluciones basadas en los océanos y, en particular, las macroalgas, con el fin de abordar algunos de los desafíos del mundo, como el hambre, la contaminación plástica, el calentamiento global y la acidificación de los océanos, entre otros. Es autor del libro “La revolución de las algas” y dirigió la publicación del “Manifiesto de los Productos del Mar”, lanzado en 2020 por el Pacto Mundial de las Naciones Unidas y la Fundación Lloyd’s Register. “La solución está en el océano, que es donde nació la vida“, resalta el especialista.
Doumeziel, es un gran conocedor de las algas en diversos planos y destaca sus potencialidades. En alimentos, ricas en proteínas y con propiedades antibióticas y antimicrobianas naturales. En la reducción de las emisiones de metano del ganado. Como bioestimulante para mejorar el rendimiento de los cultivos y enriquecer el suelo, y también, en el campo médico, donde se está explorando en tratamientos para la enfermedad de alzhéimer, la fibrosis quística y algunas formas de ceguera. En estudios para el desarrollo de envases de bioplásticos o en la fabricación de tejidos y a su vez, de enorme ayuda a las economías territoriales e igualdad de género en algunos países.
“Lo que las algas pueden hacer parece ilimitado (…) Lo que sabemos sobre las algas parece muy limitado “, afirma Doumeizel.
Por otro lado, el experto advierte que la clave para que en el futuro se cosechen los beneficios de las algas marinas: “Es evitar cometer los mismos errores que se cometieron con la agricultura en tierra, como el monocultivo, los OGM (transgénicos) y la agricultura industrial, y en su lugar crear sistemas de acuicultura regenerativos y sostenibles”, afirma.
“Las algas marinas, alrededor de 12.000 tipos en total, son la clave para una serie de problemas mundiales como el hambre y el calentamiento global, si tan solo las plantas tuvieran la oportunidad de demostrar lo que pueden hacer (…) “ Llamemoslas algas marinas, para que la gente entienda lo deliciosas que son. Llamémoslos bosques marinos para que la gente pueda encontrar una manera de protegerlos”, dice Vincent Doumeizel.
Comunicadora caucana descubre las algas y bosques marinos de la Patagonia
Yohana Arbeláez-Gutiérrez, es comunicadora social caucana y buena parte de sus estudios de especialización de postgrado los realizó en Argentina, basados en la memoria campesina con el propósito, entre otros aspectos, de recuperar y destacar la agrobiodiversidad y los antiguos saberes alimentarios.
La comunicadora, que también tiene origen campesino tambeño, viene conociendo hace algún tiempo el mundo de las algas en Chile y también, sobre la importancia de los bosques marinos a través de la campaña BosquesAzulesCL, destacando de esta experiencia: “Provengo de un país tropical con una con una amplia variedad de alimentos, en relación a sus pisos térmicos, y con presencia de costas sobre los océanos Pacifico y Atlántico; sin embargo, en él, el conocimiento sobre algas marinas y su consumo no es habitual; por ello descubrir la diversidad de algas presentes en el ecosistema marino de Chile ha sido sorprendente y significativo para mí, tanto por reconocer la grandeza de la vida en los mares, como también, por sus cualidades comestibles en lo que refiera a su sabor, variados usos en la gastronomía y propiedades nutricionales, que de acuerdo a lo sabido, proveen al cuerpo minerales, antioxidantes, fibra y proteínas de alto valor alimenticio”.
Arbeláez-Gutiérrez también comenta: “Hasta el momento, he tenido la oportunidad de probar las algas cochayuyo, ulte y luche, en las cuales he encontrado variedad de sabores en relación a mi alimentación convencional y un aporte en lo que refiere a mi nutrición libre de consumo de animales, en tanto las algas se convierten en una alternativa a los mariscos y otros seres de mar”.
“Mi interés es continuar conociendo acerca de las algas marinas y sus propiedades, desde la perspectiva de la alimentación tradicional y a partir de una consciencia que implique el respeto por los ecosistemas marinos y la defensa de los mismos, frente a la industria marina expansiva y depredadora, que es bien conocida en Chile y en el exterior por el desastre ambiental y en términos de salud y de derechos humanos que viene generando”, indica la comunicadora social.
Finalmente, Yohana Arbeláez-Gutiérrez, destaca: “En este contexto, reconocer también la relevancia de proyectos y actores sociales y comunitarios, que vienen trabajando en la generación de procesos de educación marina y conciencia ambiental para la conservación de ecosistemas de algas, como es el caso de la campaña Bosques Azules, sobre la cual conocí recientemente y, desde su trabajo, me ha permitido comprender las implicaciones de la deforestación de bosques submarinos en la Patagonia chilena y su impacto en el acelerado cambio climático que estamos enfrentando hoy día”.