Con un sello orientado al fomento del cuidado medioambiental, su labor también busca la inclusión de nuevas familias que han llegado al sector rural de Coquimbo por nuevas oportunidades de vida.
El Jardín Infantil y Sala Cuna San Rafael, ubicado en el sector rural Pan de Azúcar en Coquimbo, celebró su 12° aniversario convertido en una verdadera opción educacional para las familias del sector. Su sello está centrado en el fomento del cuidado medioambiental, pero dada las circunstancias sociales donde está emplazado, se ha convertido en una oportunidad educativa para las familias que han llegado desde otras latitudes por mejores condiciones de vida.
En esta línea, la docente encargada, María Loreto Anacona, enfatizó en que la labor del centro educativo “está orientada al sector donde nos ubicamos. Por eso hemos ido trabajando en la apertura de nuestras puertas a los habitantes del lugar, recibiendo igualmente a las familias migrantes. Niñas y niños de ascendencia haitiana, colombiana, peruana, boliviana y venezolana, así como también chilenos, han encontrado acogida para desarrollarse y expresarse en el espacio educativo”.
Para el óptimo funcionamiento, el jardín infantil y sala cuna cuenta con todo lo necesario para cumplir su propósito. “La idea es que las familias sientan que están es un espacio seguro, donde se cumplen todos los protocolos sanitarios, aspecto fundamental para que padres y apoderados envíen a sus niños y niñas al jardín”, puntualizó la docente encargada.
Mejoras a la infraestructura
El Jardín Infantil y Sala Cuna San Rafael es administrado por el Servicio Local de Educación Pública (SLEP) Puerto Cordillera. Recientemente se realizaron obras de conservación por más de $115 millones, las que han sido bien recibidas por la comunidad educativa y permite proyectar un buen trabajo desde los primeros años de vida. Sobre las mejoras, la docente encargada agradeció la inversión, señalando que “nuestro sostenedor nos ha entregado excelentes instalaciones. Son obras significativas de conservación que han ampliado y mejorado los espacios educativos. Los padres y apoderados han quedado felices y lo demuestran a diario. Por otro lado, para nosotros como equipo educativo se nos facilita nuestra labor con espacios más acogedores. El jardín se va renovando, nuestros niveles de atención mejoran y en definitiva la educación es de calidad”.