Cada año, en el mundo, más de 700 mil personas se quitan la vida. Un número que no transmite el dolor y la afectación que el suicidio tiene en la vida de familia, amigos y entornos afectivos de quién decide terminar con su existencia.
Si a este dato se suman los intentos y las ideas suicidas, se va configurando un escenario que requiere atención y comprensión, especialmente de quienes trabajan con jóvenes, puesto que de acuerdo a los informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el suicidio fue -en 2019- la cuarta causa de defunción en el grupo etario de 15 a 19 años, en todo el mundo.
En Chile, durante el 2020, un estudio realizado en estudiantes de primer año de la Universidad de Chile develó que casi la mitad de ellos presentaba sintomatología ansiosa y depresiva moderada y severa, mientras que el 3,2% de los hombres y el 5,7% de las mujeres estudiadas presentaban riesgo suicida, condición que era mucho más aguda (20%) en estudiantes que se identificaron como no binarios.
Todos estos datos fueron suficiente argumento para que la Comisión de Prevención de Suicidio de la Universidad de La Serena -perteneciente a la Red de Apoyo y Acompañamiento Integral a Estudiantes-, convocara a nivel nacional a un seminario de discusión que analizó, desde dimensiones sociales y culturales, su abordaje preventivo.
La cita se organizó sobre 3 ejes temáticos: el abordaje del suicidio desde la interculturalidad, en voz de Álvaro Basualto, del Servicio de Salud de Los Ángeles, Región del Bío Bío; la diversidad no genérica y el suicidio, a cargo de Matías Trujillo, de la Fundación Todo Mejora; y finalmente, Violencia de Género y Suicidio, bajo la vocería de Consuelo Hermosilla, de la Fundación Antonia.
Los participantes, en su mayoría profesionales del sector educacional escolar y superior, tuvieron la posibilidad de escuchar las exposiciones y formular preguntas y contrapuntos, generando una interesante discusión que, junto con actualizar información sobre el abordaje del suicido juvenil desde miradas sociales y culturales, logró sensibilizar acerca de la relevante labor preventiva que agentes educacionales tienen en este fenómeno, ampliando su comprensión desde las dimensiones de género e interculturalidad.
De igual forma, durante la jornada fue posible conocer y compartir los mecanismos y canales de ayuda de las distintas organizaciones, en apoyo a personas en situación de crisis emocional e ideación suicida, o sus entornos.
Patricia Astroza, integrante del comité organizador y jefe de Bienestar Estudiantil de la ULS, comentó que “sellamos el seminario con un sentimiento de esperanza por la motivación y compromiso de las casi 150 personas que nos reunimos en torno al tema (incluyendo profesionales, estudiantes y académicos ULS y de otras instituciones de educación superior del país, ONG, colegios y Municipios) y que son y somos agentes activos en nuestras comunidades frente a los desafíos de crear una cultura preventiva frente al suicidio juvenil. Saber que somos muchos y muchas las que estamos trabajando y capacitándonos para asistir a tiempo a jóvenes con crisis emocionales severas e ideación suicida, nos permite creer en que juntos podremos avanzar en la atención oportuna de estas situaciones que tanto dolor generan a los jóvenes, sus familias y entornos afectivos”.
La actividad es parte del plan anual de acción que la ULS tiene en esta materia y que ha cobrado mayor fuerza durante los tiempos de pandemia, dado el alza de situaciones de ansiedad, depresión y alteraciones del ánimo que se han detectado en este período.
Testimonios
“Fue una excelente instancia de aprendizaje. Es un gran comienzo para ir derribando algunos mitos, ya que la prevención del suicidio no se ha abordado apropiadamente debido al tabú existente en muchas sociedades”, señala la trabajadora social ULS, Marisol Avilés.
Mientras que la antropóloga y encargada del Centro de Atención de Prevención de Acoso y Discriminación ULS, Marcela Segall, sostuvo que “la mera comprensión del suicidio desde el punto de vista clínico o bio médico, está en retirada. Fue una invitación a explicarnos el suicidio o su intento, desde la realidad cultural y social en la que se manifiesta, pues en gran parte es consecuencia de ella. El suicidio se puede prevenir desde el territorio social y cultural, exceptuando evidentemente las situaciones en que responde a factores constitucionales internos de la persona que la manifiesta”.
En tanto, la psicóloga clínica, Marianela Riffo, valoró la iniciativa “porque no solo nos permitió el poder hablar sobre el tema, sino también identificar factores socioculturales que podrían incidir en que algún estudiante presente alguna conducta de riesgo y así poder generar acciones de prevención oportunas”.
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