El terremoto de febrero de 2010 remeció seis regiones del país, pero más allá del movimiento sísmico, generó un sinnúmero de historias que cambiaron la vida de muchos chilenos. Una de ellas es la de un joven de 17 años de San Bernardo, quien vivía cerca de la Escuela de Infantería y fue testigo del despliegue de los efectivos militares para ir en ayuda de sus compatriotas. Los vio removiendo escombros, entregando ayuda humanitaria, resguardando los hogares, y luego, en el proceso de reconstrucción. Fue durante esos días que aquel adolescente tomó la decisión de ingresar al Ejército. Quería ser útil. Quería ser un aporte al país.
Hoy, aquel joven es el Teniente Felipe Bustos A., Comandante de Pelotón de la Compañía de Morteros y de una Unidad Fundamental de Orden Público (UFOP) del Regimiento N° 21 “Coquimbo”. Ya han pasado más de 11 años desde el 27F y fiel a sus propósitos ha cumplido su anhelo con creces. El año pasado, y en el marco de la pandemia, estuvo entre los meses de marzo y abril a cargo de una unidad de control sanitario en la aduana establecida en Pichidangui. También como Comandante de la Unidad de Toque de Queda y en la Unidad Plan de Día Covid – 19, responsabilidades que le exigieron reunirse con diversas autoridades durante los cambios de fases y recorrer gran parte de la Región de Coquimbo entre marzo y octubre de 2020.
“Ha sido un trabajo 24/7, donde hemos visto personas que cumplen la norma, son muy respetuosos y cordiales, pero también nos hemos encontrado con quienes transgreden la norma sanitaria.”.
Lo anterior, afirma el oficial, ha significado cambios importantes en la instrucción realizada en el Ejército, ya que hay que considerar la incertidumbre propia de la vía pública, “donde hay que estar preparados para todo” y eso significa estar permanentemente entrenado e instruyéndose en nuevas estrategias, apoyado por tecnologías, respaldado por cartillas y manuales actualizados.
El Teniente Bustos habla con conocimiento de causa, ya que estuvo desplegado en los incendios forestales de 2017 en Vichuquén y Constitución como parte de una Unidad Fundamental de Emergencia; prestando apoyo a la comunidad en diversas inundaciones producidas en la Región de Coquimbo; y posteriormente resguardando el orden público en las ciudades de La Serena y Coquimbo durante el estallido social de octubre de 2019.
Integrante del Arma de Infantería, este oficial es también Instructor de Combate Especial, con lo cual está a cargo del entrenamiento para el combate cuerpo a cuerpo del personal del Regimiento N° 21 “Coquimbo”. “Con esta capacitación, el personal, desde soldado conscripto a capitán, está mucho más preparado para realizar su trabajo en la calle cuando efectúa registros, reducción y defensa contra arma blanca”, señala. Sin embargo, su labor diaria se encuentra en la Compañía de Morteros, responsabilidad que significa estar a cargo de una veintena de personas. Con toda esta experiencia ganada en casi diez años, el Teniente Bustos plantea finalmente que le gustaría desempeñarse en la Escuela de Infantería y en la Brigada de Operaciones Especiales “Lautaro”, con el fin de transmitir todo lo aprendido a las nuevas generaciones que se incorporan al Ejército.