Académico, Escuela de Ingeniería, UCEN
Hemos enfrentado la crisis sanitaria más grande de los últimos 100 años, arrastrando pérdidas de vidas humanas y poniendo al límite la capacidad de los sistemas de salud y económicos, generando consecuencias sociales y económicas sin precedentes, situación que suma al contexto que ya veníamos experimentando con los crecientes impactos del cambio climático en todo el mundo.
La magnitud de la respuesta económica de los países para enfrentar la emergencia sanitaria y la reactivación de la economía poscrisis no tendrá precedentes, teniendo que desarrollar políticas de estímulo e incentivos a la inversión pública y privada con el fin de impulsar la reactivación.
El modo en que se definan, diseñen e implementen las medidas de reactivación, determinará el futuro desarrollo de nuestra economía y sociedad, por ello no podemos darnos el lujo de fallar. ¿Nuestra ventaja? un país con los recursos y capacidades para mutar hacia una economía baja en emisiones de carbono, regenerativa y circular que avance hacia un sistema económico con mayores niveles de inclusión y sostenibilidad.
Para transitar a una reactivación sostenible debemos prestar atención a muchos puntos, algunos son: apostar a la generación de energías renovables no convencionales y limpias, potenciando la investigación de nuevas tecnologías para su desarrollo; implementar la minería verde; desarrollar la producción de hidrógeno verde; potenciar el turismo sustentable; dar impulso definitivo a la electromovilidad (fabricación de vehículos e incentivo al uso de vehículos eléctricos); pensar sistemas de logística inversa; desarrollar capacidad e incentivos para productores que permitan y faciliten la incorporación de la eco-innovación y el eco-diseño; fomentar el crecimiento de la industria del reciclaje; aplicar la economía circular a sectores como la construcción, la agroindustria y la vitivinicultura; adoptar la economía regenerativa en sectores como el forestal, la agricultura, la salmonicultura y la pesca; estimular la educación y levantamiento de iniciativas que cambien los pilares del sistema de producción y consumo tradicional, a un sistema de producción y consumo ético y sostenible.
Esta es la oportunidad de alcanzar una recuperación económica bajo un enfoque de desarrollo sostenible, desde una perspectiva resiliente, ética, inclusiva, que resulte de la articulación de las agendas políticas, empresariales, económicas, sociales y ambientales; que permita la generación de políticas, programas y acciones que, posibiliten una recuperación económica sostenible y coloquen a nuestro país a la vanguardia de la economía global. Espero que no sea sólo un buen deseo de Navidad.