Existen ciertas conductas y elementos imprescindibles para enfrentar las altas temperaturas, principalmente para enfermos crónicos y otros grupos de riesgo. Acá te contamos cómo hacerlo y qué necesitas.
Se acerca diciembre, mes que se caracteriza no sólo por la llegada del verano, sino también por ser de los meses más calurosos del año. Y aunque para muchos este es su favorito, las altas temperaturas pueden traer una serie de efectos negativos sobre la salud de ciertos grupos -como los adultos mayores, los niños menores de cuatro años, personas con enfermedades crónicas y con obesidad, entre otras-, siendo los más comunes la insolación, los calambres, la deshidratación y los golpes de calor.
Paula Molina, químico farmacéutico de Farmacias Ahumada, señala que es fundamental que estos grupos de riesgo extremen los cuidados para evitar complicaciones. “La deshidratación puede descompensar a pacientes con patologías cardiovasculares, endocrinas y metabólicas -como la hipertensión, la diabetes o el hipotiroidismo-, además de algunas afecciones respiratorias y cutáneas. Por esto, es indispensable mantenerse controlados y consultar al especialista médico las medidas más adecuadas de acuerdo al tipo de patología”, recalca.
Por ejemplo, las personas hipertensas podrían llegar a tener un cuadro agudo grave -además de la deshidratación- como la dilatación de las arterias que generaría un aumento del flujo sanguíneo, desencadenando un alza aún mayor. “En todos los casos, la clave principal está en la en tomar mucho líquido -principalmente agua- e ir monitoreando su condición con un tomador de presión, dispositivo que todo paciente con esta enfermedad debiese tener. Esto permitirá alertar sobre cualquier variación para concurrir a un centro asistencial en caso de una alza significativa”, indica Molina.
Asimismo, el calor afecta particularmente a los pacientes diabéticos. De acuerdo al Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), estas personas sienten más calor debido a complicaciones propias de la enfermedad, que dañan vasos sanguíneos y nervios, afectando las glándulas sudoríparas. Además, pierden agua más rápidamente que otras “y el no tomar suficientes líquidos, eleva los niveles de azúcar en la sangre haciendo que orine con mayor frecuencia, generando una peligrosa deshidratación”, señala la facultativa, haciendo hincapié en que las temperaturas elevadas también afectarían la forma en que el cuerpo utiliza la insulina.
“Nuevamente, además de beber mucho líquido para mantenerse hidratados, estos pacientes deben controlarse frecuentemente, por lo que se les recomienda tener siempre su medidor de glucosa y tiras de glicemia de repuesto. También aplicarse frecuentemente cremas hidratantes, ojalá con una alta concentración de urea, que evitará la descamación y formación de llagas en la piel por la resequedad que produce la deshidratación”, recalca Molina.
Otro punto a considerar son las insolaciones y quemaduras que muchas personas sufren, pero que resultan más complejas en caso de niños y personas con pieles sensibles o algún tipo de patología cutánea. La farmacéutica destaca que, aunque todos debemos aplicar un protector solar, “éste es de vital importancia para estos casos. Hoy existen cremas y lociones que se ajustan a estas necesidades, aunque también se recomienda el uso de alguna loción o gel para después de la exposición al sol (after sun), que permitirá rehidratar la piel y minimizar las molestias de las quemaduras”.
Por último, se sabe que el uso de las mascarillas está afectando la salud de la piel, por lo que este verano será indispensable ocupar productos dermocosméticos que, además de remover el exceso de sudor y grasa en la zona que queda cubierta por la mascarilla, limpien e hidraten en profundidad.
De igual manera, mantenerse alejado del calor -evitando salir entre las 11 y 16 horas, además de conservar un lugar fresco, utilizar ropa ligera y cuidar la hidratación de nuestro cuerpo –a través del agua y alimentos frescos y ligeros- serán claves para no tener que enfrentar las consecuencias de las altas temperaturas. En suma, debemos estar conscientes de los efectos que éstas pueden traer y contar con los elementos y productos necesarios para comenzar a transitar por la temporada estival sin mayores complicaciones.