Las principales causas por las cuales un envío de fruta fresca exportada puede llegar a su destino en malas condiciones típicamente son: exposición de la fruta a temperaturas inadecuadas durante su tránsito a destino, ya sean temperaturas más altas o bajas a lo solicitado producto del mal funcionamiento del sistema de atmósfera controlada; y la duración excesiva del transporte vía aérea o marítima.
Ante la ocurrencia de alguno de las circunstancias recién señaladas, y partiendo de la base de que alguno de estos hechos se hayan producido por culpa u omisión del transportista, ¿qué medidas puede tomar un exportador diligente, es decir uno que ha enviado a su cliente una partida de fruta de excelente calidad y que ha sido embarcada con suficiente vida útil comercial frente a una situación así, en la cual el estado y condición de la carga enviada cambia drásticamente durante su tránsito a destino?.
Muchas veces los antecedentes con los que cuenta un exportador para presentar un reclamo contra el transportista negligente son los suficientemente claros como para tener la certeza de que el responsable del arribo en malas condiciones de la mercancía es el transportista, pero sin embargo, al presentar un reclamo se encuentra en la práctica con una serie de exigencias, cada vez más sofisticadas, a las cuales se debe enfrentar quien desee obtener una indemnización de parte del transportista.
¿Cómo hacer frente a estas exigencias? Primeramente, creo que el punto más relevante a tratar es demostrarle al transportista que la carga de fruta fresca efectivamente fue de excelente calidad, sin vicios o defectos de origen, y que fue cargada con una vida comercial útil lo suficiente para arribar a su destino en óptimas condiciones. Del mismo modo, y finalmente, el exportador que logre probar al transportista que el daño que sufrió la carga se produjo durante su custodia y por su responsabilidad, será quien tendrá las más altas posibilidades de ver acogido su reclamo.
En relación a lo anterior, es vital que el exportador cuente con la mayor cantidad de pruebas y documentos posibles que demuestren que las fechas de cosecha y empaque del producto fueron las adecuadas para el embarque; y que estos hechos no distaron en demasía de la fecha final de embarque a bordo. Precisamente una de las exigencias más comunes por parte de las líneas áreas o navieras es la de proporcionarles algún tipo de certificado de cosecha o cualquier documento análogo que de algún modo demuestre una clara trazabilidad del producto.
Sumado a lo anterior, es de suma importancia que el exportador contrate algún servicio de inspección o control de calidad realizado antes de la consolidación del contenedor, el cual tendrá como resultado el tener a disposición pruebas suficientes que permitan demostrar que la fruta empacada y consolidada no tenía vicios o defectos de origen, y que fue mantenida en condiciones ambientales óptimas después de su cosecha, como también durante su proceso de selección, empaque y almacenaje temporal.
En relación con lo anterior, pareciera ser vital además el contar siempre con un “stuffing report” o un reporte de consolidación, junto con un plano de estiba, los cuales tendrán como fin, entre otras cosas, demostrar que la carga fue consolidada dentro del contenedor a una temperatura acorde a la solicitada mediante el conocimiento de embarque, y que adicionalmente dicha consolidación se realizó de manera correcta, permitiendo una buena circulación del aire refrigerado.
Con las pruebas indicadas anteriormente el exportador tendrá la posibilidad de demostrar que su fruta fue objeto de un proceso apropiado y meticuloso, descartando de paso cualquier alegación por parte del transportista de que las temperaturas registradas por los termógrafos instalados por el exportador se debieron, por ejemplo, al fenómeno de “hot stuff” o “consolidación caliente”. Dicho sea de paso, resulta útil también contar con material fotográfico de este proceso.
No está de más recalcar la importancia que tiene solicitar la intervención de un servicio de peritaje especializado en el puerto de destino, con el objeto de que un perito experto determine, con la mayor cantidad de pruebas y documentos que tenga a su disposición, la extensión del daño sufrido por la carga, y además de sus causas. En relación a lo anterior, cobra mucha relevancia que el perito tenga la posibilidad de inspeccionar la mayor cantidad de pallets y cajas posibles, así como tener la oportunidad de revisar personalmente el o los contenedores en cuestión, para registrar toda circunstancia que permita establecer la posible responsabilidad de los transportistas o sus dependientes, tales como verificar el ajuste de temperaturas ingresado en el sistema computacional del contenedor, el cumplimiento de los porcentajes de ventilación solicitados, así como también medir el nivel de los gases del sistema de atmósfera controlada en los casos en que tal servicio se haya contratado.
Por último, otra exigencia de aerolíneas o naviera que cobra cada vez mayor relevancia es la de contar con documentos claros respectos de las pérdidas monetarias alegadas, lo cual se traduce en la necesidad de exigir a clientes el envío de liquidaciones lo más transparentes y claras posibles, además de exigir todos los documentos que acrediten de manera razonable los gastos y costos extras alegado por el cliente en destino, tales como certificados de destrucción y soporte documental de gastos relacionados con re-selección y re empaque.
Creemos que los procesos anteriormente señalados, en conjunto con los documentos que acrediten de manera cierta la trazabilidad y óptima calidad de la fruta transportada y además de su buen manejo postcosecha y pre embarque, permitirán al exportador contar con mejores herramientas para presentar un reclamo frente al transportista negligente; con mayores posibilidades de éxito.
Para mayor información, contactar a Pablo Rogers ([email protected]), abogado área Seguros y Derecho Marítimos de Araya & Cía.